
Ante esa tumba desolada y fría
una mujer con tristeza llora
y entre lágrimas a su dios implora
por ese ser que se marchó un día.
¡ Ya no tienen sus labios ese beso
que le dejaba en sus cálidas mañanas !
Y no tiene su corazón el embeleso
al contemplarle dormido en su lecho.
¡ Cuànto dolor se vislumbra en su mirada
y cuantas lágrimas derrama en alborada !
Ante la tumba deja con amor las margaritas
envueltas en suspiros y todas sus cuitas.
Ha perdido la ilusión con su partida
y ha fenecido con él su pobre corazón,
llanto desconsolado brota de sus ojos
ante esa tumba que cubre sus despojos.
¡ Cuando llega la noche su recuerdo llega
y su pobre corazón se llena de dolor !
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